Un día decidimos salir de nuestra tierra solo llevando lo necesario algo de ropa y algunos recuerdos, preocupados por el mañana pero sin mirar atrás , tomando coraje cuando en el fondo lloramos por abandonar nuestro hogar, hijos, familia, amigos con el pensamiento de que ya nada será igual, sabiendo que al partir y pisar tierra ajena y lejana nos espera una nueva vida, donde tus amigos pasan a ser tus hermanos.
Sabemos que el estar en el extranjero no es sinónimo de riquezas, buena vida y buen trabajo ; si no luchar, sacrificarse ,sentirse solo, ser valiente e intentar sobrevivir, muchas veces somos humillados , acusados y aun así renunciamos a muchas cosas y seguimos con el fin de lograr una vida mejor , aceptamos abandonar la comodidad para emprender el camino donde hay sueños por cumplir.
La fe que muchos tenemos es la que nos alienta a seguir y llegar a la meta y así demostrar que todo sacrificio tiene recompensa, nos atrevemos a arriesgar todo por un futuro digno la cual no encontramos en nuestra tierra y nos empuja a salir y tocar nuevas puertas de esa manera soñar con un final feliz.
No es fácil hablar un idioma que no conocemos, no es fácil convivir con personas desconocida, adaptarse a cultura diferentes y pensar de diversas maneras, NADA ES FÁCIL Y A LA VEZ NADA ES IMPOSIBLE!
Todo esto nos ayuda a independizarnos, a esforzarnos a valorar las cosas que con sacrificio se consigue, hoy en día existen centros y asociaciones como es A.M.A que como bien dice su nombre MANOS ABIERTAS , una asociación con empatía, donde con esas manos abiertas dan cobijo, ayuda, y asesoramiento gratuito, donde encontramos palabras de aliento y mucho apoyo psicológico, y se agradece infinitamente cada gesto , todo esto solo sabe uno que dejó su país.
Por desgracia y aun agradecido de ser un inmigrante puedo afirmar que después de la tormenta llega la calma, y así esperar que el día de hoy sea mejor que el ayer!!